Momentos de break

La vida transcurre ahora entre smartphones, rutinas de trabajo, madres o padres, hijos, colegio, amores y desamores. 
Los breaks que tomamos son los mejores alicientes para desahogarnos y por un momento, olvidarnos de todo.
Reunirnos con buen@s amig@s hace las veces de una terapia con el mejor psicólogo, porque no hay mejor terapéuta que aquel que te dice la verdad sin rodeos ni frases adornadas. Brutal y directo es como se entiende mejor, reuniones con "desahuevada" incluida, risas estridentes y anécdotas inverosímiles hacen que por muy estresad@s  o pesada carga que llevemos, después de ese pequeño respiro de despreocupación horaria y complicidad añeja que te une con esas personas, tal vez desde que tienes memoria, todo parezca mejor, menos pesado, menos importante, menos desgastante.
Funciona igual para ambos sexos, porque ellos también merecen un break del trabajo, de los gastos, de la novia, esposa o afane. Desde la pichanga después del trabajo, en la que al mismo estilo Oliver Atom, se convierten en los supergoleadores del campeonato interbarrios hasta la seria conversación o debate. Porque sí, los hombres también conversan... Con sus mímicas y sus sonidos (pum, crash, plim, on, entre las más resaltantes) al contar alguna reseña divertida, muchas veces ridiculizando a alguién más. Tema principal, fútbol, y luego chisme, porque cuando los hombres chismean son peor que el mejor programa de espectáculo. 
No sé si hablarán de sexo, imagino que hacen concursos de escupitajos o quién orina mayor cantidad o más lejos 🙃😵, como sea. 😒😒😒
Las mujeres, primero nos ponemos al corriente de todo lo que nos pasó desde la última vez que nos vimos. Sea asunto casero, familiar, vacunas o enfermedades de los hijos, los afanes de  las aún solteras, en fin; hasta llegar al tema principal: sexo. Porque es así, se habla de sexo y mucho. 
Siempre está la vanguardista que nos sorprende con alguna nueva técnica o pose, de quién aprendemos con gráficas y ademanes incluidos, una suerte de exposición porno muy didáctica y convincente, que hasta la más inocente se compromete a practicar con su pareja. 
Y es que entre cigarros, comida, helados y gaseosas dietéticas (para alivianar la culpa de la encerdada masiva) se pasan buenos momentos, se relatan buenas historias, se aprenden cosas nuevas o simplemente se ríe después de que alguna enseñó su brasier nuevo y todas le manosearon las bubis en una especie de momento cuasilésbico, para conocer bien el modelo. 
Buen@s amig@s, terapéutas, sexólog@s, de esos que se tienen y conservan toda la vida y si se tiene suerte, se juntan de vez en cuando, para completarnos, o consolarnos o armarnos.



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