¿AÑO NUEVO, VIDA NUEVA?

Después de fiestas y ya con algo más de tranquilidad reflexiono acerca de lo que hice y no hice en el año que nos dejó, y no por haber una lista de propósitos y objetivos, la cual no hubo y me tranquiliza, porque seguramente no hubiese llegado ni al 30% del cometido; si no porque tengo claro que lo único que no se recupera es el TIEMPO. 
Con eso en mente asumo con honestidad que he malgastado varios, segundos, minutos, horas y días de mi vida en nimiedades como enojarme por cosas simples, haciendo dramas y berrinches y fastidiando el ánimo de los que me rodean, dejé de pasar momentos en familia por quedarme viendo televisión, las vistas al celular me hicieron  perder destellos de espontaneidad y cercanía con los míos, ensimismada en pensamientos que no eran prioridad y que me alejaban de los que estaban cerca, malos humores y voces exaltadas hacia personas amadas cuando una conversación alturada hubiese arreglado todo, dinero derrochado y actitud conformista e impávida frente a situaciones o personas en las que desenvuelvo mi vida, en fin. 
Particularmente, considero que todo pasó porque así lo permití y no se me dio la reverenda gana de arreglarlo o mejorarlo. Porque es así: decisión y actitud. ¿Para qué? Para levantarte con buen ánimo, para emprender proyectos, para alistar loncheras y desayunos, limpiar y ordenar, cocinar, trabajar, tratar a los demás, para amar, porque aunque metafóricamente digamos que amamos o hacemos algo con todo el corazón, y demás frases usadas en el vasto mundo de las reflexiones, no es por el órgano encargado de bombear la sangre por todo el cuerpo que lo realizamos, es porque así lo hemos decidido, porque toda nuestra atención, emoción y voluntad está puesta en dichos objetivos y propósitos. Entonces, si decido no desperdiciar mi tiempo en enojos innecesarios, impaciencias, berrinches, etc, creo que habré logrado algo importante; INTENCIÓN DE CAMBIO.
Las cosas que nos aquejan, molestan o lastiman no terminaron al cambiar de 31 de diciembre a 1 de enero, ni después de la super bomba en la fiesta de fin de año, ni siquiera llorando o riendo toda la noche, mejoran y cambian, queriendo hacer diferente las cosas, y eso decido para este momento.
No haré promesas ni juramentos, porque aún no he bajado los kilos jurados hace 4 años, ni he leído todo lo que quisiera, aún me fastidia madrugar, y detesto cocinar los domingos, pero con la esperanza de hacer bien las cosas, intentaré ser mejor cada día.
Lluvia de bendiciones, éxitos y parabienes, salud, dinero y amor... TODO, si así lo queremos, decidimos y nos esforzamos y esperanza, y fe, porque la fe mueve montañas dicen, no sé si montañas, pero sí voluntades.




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